Cultura

LA LUZ ES UNA IDEA / RESEÑA / Por Diego Rodríguez Reis

Pienso que para hablar de la obra teatral LA LUZ ES UNA IDEA es preciso partir de un par de preguntas: ¿Cómo se mira una obra? ¿Cómo se lee? ¿Cuáles son las dimensiones sobre las que trabaja? ¿Rigen las mismas reglas que al mirar una película, una serie, un cuadro o una función de ópera o ballet? Más aún, ¿existen esas reglas?. Las fotos son de Carolina Rojas

fecha 1 de Diciembre, 2023

LA LUZ ES UNA IDEA / RESEÑA / Por Diego Rodríguez Reis 

Pienso que para hablar de la obra teatral LA LUZ ES UNA IDEA es preciso partir de un par de preguntas: ¿Cómo se mira una obra? ¿Cómo se lee? ¿Cuáles son las dimensiones sobre las que trabaja? ¿Rigen las mismas reglas que al mirar una película, una serie, un cuadro o una función de ópera o ballet? Más aún, ¿existen esas reglas?

Tuve la oportunidad de asistir a las dos funciones de LA LUZ ES UNA IDEA, el sábado y domingo pasados en Casa de la Cultura de Villa La Angostura. Esa doble asistencia me dio la rara oportunidad de hacer varias lecturas, algunas consecutivas, otras simultáneas, de las dimensiones en las cuales transcurre la obra. Vale aclarar que tanto la riqueza conceptual como la solidez estructural de  la obra posibilitaron estas lecturas. Fui ordenando en veloces apuntes, en tiempo furiosamente real, mis impresiones: ahora las ordeno para compartir con los posibles lectores y las posibles lectoras.

 

fotos  de Carolina Rojas

PRIMERA DIMENSIÓN: El sonido 

Esta primera lectura es compleja y profunda. Es más, arriesgo que el sonido orienta y sostiene LA LUZ ES UNA IDEA. Y para ello, tengo que hacer una división de esa dimensión sonora: la palabra y la música.

La palabra brilla: es casi imposible escoger una frase o un verso de Cecilia Fresco sobre las demás. Yo he tomado nota de las que me quedaron resonando:

 

Recordar es un modo apaciguado de vivir.

*

Me pregunto si la vida

está en la chispa fugaz

o en el hacer constante.

*

 No es necesario

que la utilidad desplace a la belleza.

*

La obra está articulada conceptualmente, cronólogicamente a partir de las estaciones del año: Invierno, Primavera, Verano y Otoño. Asistimos a cada escena sumergidos en los significantes de cada uno de estos títulos–estaciones. Y sobrevolando cada instante, la luz con toda su familia de palabras y su universo simbólico:

No se puede

destapar el sol con la mano

dando brazadas en el aire húmedo

sólo se mojan las mangas.

 

Adentro de la nube

la luz es una idea

arriba y adelante.

*

La música de Osvaldo Aguilar completa una arquitectura complejísima de acordes y sonidos que se desplazan desde la melodía que coquetea con varios géneros y raíces hasta el ambient más llano y mántrico. Vale decir que el contrapunto entre este collage sonoro y la voz de la actriz fluyendo desde el escenario hacia el auditorio fue, en ambas funciones, de una armonía impecable.

 

SEGUNDA DIMENSIÓN: El espacio

 

Esta dimensión está trabajada de manera sutil y compleja: se nota la mano de la directora Irene Rotemberg en ese trabajo. La escenografía aparenta sencillez pero los desplazamientos (amables, delicados) de Laura García Rodríguez descubren o crean profundidades insospechadas en cada estación. He intercambiado pareceres con otros y otras asistentes a ambas funciones y hemos coincidido ampliamente en esta apreciación. Quisiera transcribir, con su permiso, sus precisas y preciosas observaciones:

*

“La actividad multidisciplinaria que presencié con textos de Cecilia Fresco, narración y, diría, actuación con despliegue corporal y escénico de Laura García Rodriguez, dirección de Irene Rotemberg y otros valiosos etcéteras, fue para mi experiencia algo novedoso y que motivó la sensibilidad y el asombro. La escenografía, los juegos de luces, los desplazamientos de Laura, dieron visibilidad a los textos relacionados con el paso de las estaciones y la prolífica dádiva de la tierra. El que tal conjunción haya llevado a cada espectador a asociar lo visto y oído con su propio interior (presumo), me parece el mayor logro: establecer el diálogo.”

(Noemí Cuenya, poeta).

*

“LA LUZ ESA UNA IDEA es una obra que compagina muy bien la sutileza de la poesía, la actuación y la escenografía. La puesta en escena armoniza con el texto y la actuación. Luces, música y palabra forman un todo inseparable que llega directo a la emotividad del espectador. La duración del espectáculo es también adecuada e invita a verla nuevamente.”

(Natalia Belenguer, escritora y profesora).

*

Nuestras miradas convergen en esta palabra: armonía. Yo opino que LA LUZ ES UNA IDEA es una obra hermosa  y terrible, de una afinación casi perfecta.

*

 

TERCERA DIMENSIÓN: La luz

“¿Existe la belleza sin espectadores?”, se (nos) pregunta Laura promediando la obra.  Pregunta que parece reeditar la histórica discusión entre el materialismo y el idealismo. Si la materia precede a la idea, no es preciso un observador que atestigüe la belleza, lo bello: Tales, Heráclito, Demócrito y Aristóteles sostuvieron esta mirada. Si, por el contrario, la idea es anterior a la materia, no podrá existir lo bello o la belleza sin que nadie lo atestigüe: los filósofos idealistas Berkeley, Kant y Schopenhauer abrazaron esta concepción del mundo.

El título deslinda toda duda de la cosmovisión de la obra: si LA LUZ ES UNA IDEA, entonces la materia en tanto energía también lo es; y nosotros, en tanto cuerpos materiales, también lo somos.

La obra parece decirnos, como escribió William Faulkner, que la vida es un sueño lleno de sonido y de furia. La luz viaja eternamente, está en todas partes, pero  nuestra mirada puede invisibilizarla o hacerla brillar: es preciso detenerse y detenerla durante un instante mágico y epifánico:

Es tiempo de cosecha

tanto en la vida como en la tierra

todo está cerca del centro, de la cima

todo sucede

con esplendor y miedo.

*

 

LA LUZ ES UNA IDEA

-Poesía narrada-

(Ficha técnica)

*

ESTRENO: Sábado 25 de Noviembre de 2023

Casa de la Cultura (Villa La Angostura)

DIRECCIÓN: Irene Rotemberg

ACTUACIÓN/NARRACIÓN: Laura García Rodríguez

TEXTOS: Cecilia Fresco

FOTOGRAFÍA: Natalia Buch

MÚSICA: Osvaldo Aguilar

LUCES: Cecilia Fresco

VESTUARIO: Andrea Barin

ESCENOGRAFÍA: Irene Rotemberg

CON EL APOYO DE FUNDACIÓN WILLIAMS

 

 

 

 

 

 

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